Pocas veces se nos ocurre relacionar la literatura con las matemáticas, sin embargo, la lectura puede ser una forma perfecta de ayudar a nuestros hijos con las matemáticas. Los números y las matemáticas en particular se aprenden a través de la práctica, usando materiales y juegos, pero también a través de historias que le hagan sentir curiosidad por el rozamiento lógico y esta asignatura.
Conseguir que nuestros hijos se sientan motivados para estudiar esta materia puede ser complicado y la literatura puede ser nuestra gran aliada. Al contrario a lo que se suele pensar, la conexión entre las matemáticas y la lectura es más fuerte de lo que parece. Algunos investigadores apuntan incluso a que son disciplinas complementarias, ya que la explosión de emociones que despierta la segunda puede apoyarse en el rigor de la primera.
Todos hemos experimentado en alguna ocasión el poder de los cuentos para atraer nuestra atención. Nos atraen, tanto a niños como adultos porque conectan directamente con lo que sentimos. Es por eso que, cada vez más, profesores y padres tratan de incorporarlos a sus aulas.
Los cuentos fomentan la capacidad de retención, el rozamiento lógico, la memoria, la inteligencia y la imaginación; herramientas muy útiles para tener éxito en cualquier materia, y sobre todo, en las matemáticas. Incorporar la lectura dentro del estudio aporta ventajas al aprendizaje de nuestros hijos como, por ejemplo, mejorar la agilidad mental, además de ayudar a ejercitar la memoria y la imaginación.
Recuerda que la lectura es una de las mejores formas de ejercitar nuestro cerebro, así que si sientes que tu hijo o hija tiene problemas con sus estudios, prueba a interesarlo por la lectura, después de todo, ¿qué tienes que perder? Anímate.