Lo principal para escribir una obra infantil es prestar atención a lo que desean los niños. Aunque no lo parezcan los pequeños lectores son muy exigentes y no aceptan nada con lo que no se puedan sentir identificados. Por ello, siempre es mejor escribir sobre lo que conocemos.
Una de las mejores formas de atraer su atención es describiendo lugares, figuras y personas que les sean familiares.
Una vez que hayamos conseguido retratar un entorno seguro y confortable para ellos, lo ideal es crear una trama completa en la que se reflejen los problemas y sentimientos de los autores. Como ya hemos mencionado, para el público infantil es muy importante poder empatizar con los personajes de la obra para no perder el interés por la trama.
Recuerda que para los niños todo resulta una gran aventura. Todo les parece nuevo y novedoso, por lo que lo más determinante para mantener su fidelidad es ofrecerles un libro que les haga sentirse cómodos y con el que puedan distraerse, al mismo tiempo que aprendan. Intenta emplear un lenguaje sencillo con el que describir de la forma más detallada posible las cualidades físicas de los distintos personajes, de esta forma, podrás ayudarles a imaginar la apariencia de los protagonistas de la historia.
En este sentido es recomendable que el argumento del cuento gire en torno a un personaje principal, con rasgos bien definidos y cierto aire de líder. El o la protagonista de un cuento infantil debe asumir el mayor peso de la acción dramática y servir de guía para el resto de personajes.
Una vez cumplimentados todos estos pasos solo queda publicar tu primer cuento infantil, ¿te animas?