Dejamos atrás meses de calor llenos de aventuras en la playa, en la piscina, en el campo… Incluso en otros lugares. Hay que pasar página, aunque sea duro: vuelve la rutina, se acerca la época de la ropa más cálida, los días se hacen más cortos. Y lo más importante de todo: hay que volver a clase, a los atronadores despertadores, las prisas, los desayunos acelerados, y toda la vorágine general que incluye el volver al cole.
Si ya es duro de por sí despedirse de los días de verano, los es aún más cuando toda la realidad se materializa en forma de material escolar y uniformes nuevos llenando el armario. Quizá, una manera para ayudar a aliviar el cambio en los niños, sea tomarnos los cambios con naturalidad y humor, de manera que sientan que, efectivamente, es algo bueno y no se acaba el mundo: van a reencontrarse con sus compañeros y amigos, podrán contar sus aventuras, viajes y peripecias. Además de que, seguro, hay más de un amante de las rutinas y el frío leyendo este post. Pues lo mismo pasa con muchos niños. Algunos estarán deseando preparar la mochila y les costará dormir la noche de antes. Pero para el resto, que se niega incluso a leer la lista de materiales, es mejor trasmitirles un estado calmado, y tomarse las cosas con una filosofía diferente.
Hay que hacerlos partícipes del proceso completo
Por ejemplo, a la hora de comprar el material. Que sean ellos los que elijan la mochila nueva, las libretas, los rotuladores, e incluso el sacapuntas con forma extraña con el que se distraerán en clase. Será menos chocante para ellos y les ayudará a no ver la situación como algo negativo.
Por supuesto, no puede faltar un libro divertido. Uno ligero, de aventuras, que sirva para disparar la imaginación y desinhibirse. Si trata temas como la amistad podrán evocar los buenos ratos pasados con sus amigos y estarán deseando volver al colegio para verlos. Si es de aventuras, pueden rememorar las vacaciones y ayudarles a despedir la etapa para afrontar el nuevo curso.
